GLORIA de Francis Jean Poulenc

Esta obra es fruto de un encargo de la Fundación Koussevitzky. Se estrenó en enero de 1961 con la orquesta sinfónica de Bostón y bajo la dirección de Charles Munch.

En 1950, el crítico y comunicador Claude Rostand dijo de su amigo Poulenc que había dos personas en él: el monje (“le moine“), y el gamberro (“le voyou“). Este espíritu híbrido se refleja en esta composición. El mismo Poulenc escribió: “Al escribirla, pensé simplememnte en esos frescos de de Gozzoli donde los ángeles sacan la lengua; y también en esos monjes benedictinos que un día vi jugar a futbol”.

Normalmente se interpreta con una gran orquesta, pero en esta ocasión se interpresta con la elaborada versión para piano del propio Poulenc que es más que una transcripción de la versión orquestal, y que permite recuperar un espíritu camerrístico pudiendose obtener así un punto de vista de la obra diferente.

 

 

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